29.10.08

Doce lunes despues...


Apenas vaciando un florero.

No es un juego esto sin velos
y menos con la boca seca,
pero ya no tengo agua en la heladera...
también siento la presión sanguínea golpeando fuerte
techos que solo van a saber romperse.
Una catástrofe que no va a desatarse
pero que si sabe como dejar huellas,
rastros no encontrables mañana por la mañana
una sucesión de devenires ácidos
y un muchachito pensando mucho
en todo lo que le pide a este mismo
que ya tiene la espalda vencida de estupideces,
que sabe responder, pero tiene la mochila llena
entonces no solo alcanza con barajar
y dar de nuevo
no hay juego, no hay otro,
es este hartado, el mismo de siempre
diciendo no intempestivamente,
rehusando una partida donde el final solo él lo sabe,
de ahí la dicotomía, el quiebre de cintura
nada queda al vacío, por eso mismo
muchachito agoto las cartas
y sabe decir que este juego también se agoto,
sin una cuota de soberbia, nada más que un final cantado...

24.10.08

Cuanto cuento...



Crazy Wine.
(para los que traspusieron el frío umbral de la demencia)

Ella caminaba metida en un andador gris y de madera; no era un bebe rubicundo aprendiendo a caminar. Decían que tenia alrededor de treinta y cinco años.
Ella decía que su pelo era ensortijado; claro la falta de espejos justifica la autocrítica; estaba absolutamente pelada a cero y su cabeza pequeña y azul, contrastaba siniestramente con sus ojos negros, enormes y abstractos.
Solamente se acercaba a los demás a la hora de las comidas: no podía sentarse sin ayuda y no la pedía, por eso le acercaban el plato hondo y metálico, que ella apoyaba en al madera superior del andador, comía con las manos, arrojando diariamente, los gastados cubiertos de madera lo mas lejos posible. Comía y gruñía, aunque todos sabían que hablaba, casi siempre con velocidad inaudita.
La comida espesa y oprobiante, resbalaba por su gastado jumper de lana, que usaba aunque fuera verano; cuando acababa con su pegajosa ración,
Pedía vino a los gritos, aunque sabia que solo le darían agua; bebía con desesperada convulsión, hasta ver el fondo del jarro abollado y luego entre sollozos. Gritaba que nadie podía engañarla.
- vino, solo vino, quiero vino; no entienden descerebrados - casi rugía entre sus pequeños dientes, filosos y sucios.
Este escándalo se repetía almuerzo y cena, entre las risas soeces de sus compañeros; a la tarde tomaba el te con pan viejo, con cierta elegancia que se diluía en la masa húmeda y viscosa de la “sopa” que hacia al ahogar el pan , en el jarro de te.
Después de la cena, donde se reavivaba el rito cotidiano, venia la negación aunque no tan estridente como los primeros tiempos, a engullir las policromaticas pastillas.
Se dormía al instante como ajusticiada, aunque así era en realidad, por los medicamentos que alguna enfermera, con perfil de guardiacarceles le administraba y obligaba a tragar en su presencia; vieja loba, sabia de todos los trucos variados, escupirlas, esconderlas bajo la lengua y siempre escupirlas.
A la mañana, bien temprano, un enfermero fornido y pesado, levantaba su liviano cuerpo y lo introducía en el andador y así andaban los días, como su carrito siniestro.
Pero ella empezaba el día, que nunca supo cual era, con una muletilla que musitaba y que le había ganado el apodo de la “novia del indio”
–violencia es mentir- decía mientras sus negros ojos relumbraban en la mañana gris y seguía mascullando hacia los jardines, en busca de un banco de piedra y maldecía por no poder sentarse. La escena se repetía por la tarde, pero tenia un final mas feliz!
Generalmente a esa hora lánguida, aparecía un hombre que también tenia algo irreal en la mirada de sus ojos amarillos a la luz del sol. Su pelo largo y plateado acompasaba su paso con movimientos felinos, y la buscaba con premura por los jardines.
Casi siempre traía sucios envoltorios que ella esperaba con cierta ansiedad dislocada. Era su única visita, pero “fiel como el mal aliento”
Y así era.
Alguien se acercaba ya con paso lento; bajo su brazo había un paquete de diarios usados, pero para ella, todo brillaba plateado y ceniciento, como en una aparición pagana.
Arrastraba el andador con premura y horribles torsiones de su cuerpo delgado, afanosamente.
- Tiger, viniste- decía con voz tenue. El la abrazaba suavemente, le acariciaba la cabeza rapada, le besaba los ojos y mentía (o, no), - tenes el pelo hermoso Julia, hoy no hay humedad, sin embargo tenes rulos alucinantes...
- Tiger, viniste...
- como siempre mi amor, y vas a ver que te traje...
- dame, dame!
- Ya, mi vida – y presuroso desataba el paquete de diarios viejos, sobre el césped amarillo-verdoso.
Solo el sabia como pasar esas cosas; había un par de aros, una tanga limpia, sin planchar y un enorme botellon de vino, cubierto por una especie de lona amarillenta.
Julia quería los aros, el abrazándola tiernamente la sacaba del andador y la depositaba sobre un banco de piedra del jardín, le colgaba los aros, como quien viste a un bebe, extendía la lona amarillenta sobre el césped raído y solo después sacaba la botella de vino negro y la desfloraba hundiendo ferozmente su dedo en el gollete.
- Tiger, vamos a beber juntos...
- No princesa, vamos a iniciar un viaje que nos llevara a un lugar donde el vino no esta loco y nadie pide cerveza rubia, sin que los cielos le caigan encima.
Le dio de beber como a una criatura amada y detestable; seco sus labios violáceos después del trago y le dijo con voz cavernosa
- intenta acostarte sobre la alfombra- y la ayudaba sosteniéndola por las axilas pegajosas, con dulzura y firmeza.
- Dame mas vino Tiger – reclamo Julia con los ojos brillantes y dilatados.
- Hay tiempo nena, solo tenes que recostarte sobre esta lona, que convertiré en alfombra voladora.
- Pero entonces no mentiste, esta es la alfombrita que nos dejara viajar en paz; vos me dijiste y ahora no me acuerdo cuando.
- Si negrita; cuando hayamos terminado el vino, mejor dicho, cuando lo acabes, te acostare sobre ella y veras que fácil es volar.
- Volaremos sobre los muros y las rejas Tiger?
- Si mi vida, así será.
Julia se acostó sobre la lona mugrienta, su cabeza azul brillaba al igual que una sonrisa, que por fin nacía en su boca, en su rostro demacrado. Sus manitas crispadas no se apartaban de sus caderas, el se recostó a su lado y entonces ocurrió...
La alfombra levito suavemente.
- vamos Tiger, volemos.
- Eso intento, nena.
De pronto todo se precipito, voces estridentes evidenciaban la histeria de los captores y el olor adrenalinico impregno el aire.
Los enfermeros los rodeaban, alguien pidió – envuélvanlos en la lona, para evitar los chalecos, por ahora-
Afuera quedaban un montón de diarios viejos, un botellon de vino vacío y un estuche que podía ser de aros.
El pabellón de castigo, los recibió entre alaridos y soeces frases; de nunca mas los muros quedarían abajo-
Daba pena pensar obnubilados y sollozantes que afuera siempre estaba la libertad.

19.10.08

Cada cuanto...


Siete domingos.

Paso de a dos películas en mi cabeza,
aturdo el silencio lívido,
enrojezco mis ojos de no fijarlos,
la pregunta frecuente me frunce el seño,
y cada vez que se revuelve mi estomago
prefiero simplemente mirar hacia fuera,
y después de conseguir una respuesta en meses,
no logro conformarme, con un no.
Sigo fervientemente las fallas de mi memoria,
procuro siempre volver por las mismas veredas,
para no olvidarme de nada,
y siempre me pregunto de donde es que vuelvo,
pero no es cierto, nunca me fui de ningún lado.
Habrá nostalgia de eso,
o solo es un recurso para evitar respuestas,
un hábito imperturbablemente intimo
donde adormecer revelaciones innecesarias,
un sobrecito de respiros, para mezclar en la angustia.
Y solo por hoy prefiero reír a carcajadas
sin emitir un solo sonido, sin muecas, sin agitación,
hasta que me duela la panza y el cuello,
a ver que mueca sala hasta desconcertarme,
a preguntarme hasta cuando, no…

Nota:
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, loco, casi vivo… (J.C.B.)

14.10.08

Despues de seis dias de tormenta...


Pintando como un espejo.

Animal vencido que aun no sabe retorcerse,
busca alivio entre libros y bares con mucho barullo
no sabe si debe emborracharse o soportar la sobriedad
de un depresivo que no concibe aceptarse,
fuma de a dos marcas, bebé tanto whisky
como tenga de dinero y algún café también,
pero se rodea y merodea en un susto ambiguo,
ama las pizzerias antiguas con mucho aceite,
camina las mismas calles como un perro
que lo pasean obligadamente y agradece no perderse,
usa las últimas horas de la noche para sincerarse
o coger, solo depende la compañía,
abusa a menudo del volumen de su equipo de música
es de barrer muy poco el living y mucho menos el cuarto,
solo lava el baño para visitas importantes
o después de un desastre biológico sanitario,
sabe alimentarse nocivamente, con sabores fuertes
basado en grasas, quesos, huevos y pimienta, todo con pimienta,
tiene una gran variedad de recursos,
todos limitados por el mismo punto; que es su propia experiencia,
ya que ni siquiera a terminado el primer año del secundario,
dado que aun debe dos materias,
es un cinéfilo desarmado,
ya que no ha visto grandes clásicos nunca,
también se lo puede llamar fotógrafo en decadencia
o estático, ya que no hace fotos hace un año,
sin dejar de amar hacerlas,
se regocija viendo el reflejo de la pantalla lleno de letras
en su copon de vino negro,
como una hermosa foto que no esta sacando,
un desdoblado pintor post inviernos,
ya que solo pinta en octubre unos cuadros dantescos
si respetamos él titulo que le dimos antes,
un respetado gastronómico por su oficio,
un tan hacedor de equipos, como de fábulas
que lo defienden de la vorágine
donde gana el dinero para su sustento,
un perplejo enamorado de su gato
solo por ser negro, dócil y único,
alguien que si sabe guardar silencio,
cumplir una palabra hasta el dolor más ocio,
un animal aun inconcluso, dado que se plantea
una impersonalidad que logra corroerlo,
llevarlo al hostil lugar de un laberinto auto creado
donde no logra reconocerse,
no sabe dónde dejo las manos que lo hacen
y defienden fervientemente de el mismo
un no-personaje,
y sí un animal llamado humano, con un nombre y un apellido
que lo diferencie de una masa,
un resto de humanidad que solo va a cuidarlo.
Animal vencido para renovarse, para romper el personaje.

10.10.08

Camastros para dormir con sueños desesperados...




Ud. –
Que cosas no pueden faltar en una cena?
Su almohada –
Pan, vino, alguna salsa, con velas mejor,
no soy muy pretenciosa, me importa lo que como en si,
y con quien lo hago
Ud. –
Me gusta que me miren a los ojos
Su almohada –
Pero eso es muy peligroso,
es decir, se pueden instalar allí.
Ud. –
Asumo el riesgo, ya que es mutuo.
Su almohada –
Mi abuela te diría que sos un comunista tupa maro, jajaja
Ud. –
Mmm, si.
Su almohada –
Yo solo quiero sentir sin espacios ni tiempos, el amor es otra cosa, lo se.
Ud. –
Que es lo primero que haces después de hacer el amor?
Su almohada –
Iba a decir fumar un pucho, pero lo primero es manifestar que me rendí en los brazos del otro.
Siempre hay un espacio de silencio y de inacción.
Ud. –
Buen momento.
Su almohada –
Como si siguiera existiendo dentro del otro que es yo,
y que aun está dentro mío.
Ud. –
Vos te das cuenta que somos un par de letras
y son las dos de la mañana y seguimos aca?
Su almohada –
Me tiembla la boca por besarte.
Ud. –
Bueno, la verdad que la esencia, puede ser veneno para unos
y viceversa para otros…
Su almohada –
Como me tomarías ahora ?
Ud. –
De frente,
te envolvería con los brazos,
Su almohada –
Mmm…
Ud. –
Uno a lo largo de la espalda y otro en la cintura
y en la cola, contra mi cuerpo,
Su almohada –
Recorro poco a poco tu cuello con las manos,
acaricio tu pecho,
Ud. –
Buscando tu piel, la columna de tu espalda
contra mi mano, que la recorre,
Su almohada –
Siento tu respiración, e intento no despertarte
Ud. –
Tu nuca, tu pelo, tu olor, éxtasis...
tu boca, tu saliva, tus axilas, tu respiración,
Su almohada –
Te toco los parpados con la punta de la lengua,
te miro, te admiro
Ud. –
Tus ojos vidriosos,
tus parpados tratando de taparlos,
pero también quieren mirarme,
Su almohada –
Vos sabes que estoy
Ud. –
Te beso, me gusta tu lengua,
su humedad, la temperatura de tu boca,
Su almohada –
Sentís mi olor y sonreís entre dormido
también rió
Ud. –
Tus manos que me aprietan por ahí, en algún lugar,
sentir que juntas las piernas,
tu piel, tu sonrisa, estas colorada,
Su almohada –
Te beso suave la boca
Ud. –
El deseo es algo que nos deja atónitos,
sin poder detenernos,
Su almohada –
Muerdo tus labios,
los toco con los míos,
Ud. –
Te alzo y te beso, te reís, te sostengo,
me rió, te miro, te sonrojas más,
te desnudo lentamente,
Su almohada –
Bajo despacio, beso los huesos de tus hombros,
mientras recorro con mis manos el costado de tu existencia,
Ud. –
Y me das lengüetazos, y yo también
sabemos que será irreparable,
Su almohada –
Me deslizo suave a tu ombligo beso tu vientre,
muerdo los costados de tus piernas junto a tu sexo,
Ud. –
Quiero ver los músculos de tu cuerpo contraerse en un orgasmo
Su almohada –
Beso sobre tu sexo, y vos sentís,
lo rozo con el mentón
y morís por que llegue a cada rincón,
Ud. –
Paso mi mano por tu espalda y por tus parpados,
te acaricio el cuello,
Su almohada –
Pero vuelvo a tu boca, te miro,
me siento sobre vos, casi sin moverme
y quiero que me pidas que me mueva, que te haga sentir
y no respondo
Ud. –
Bajo entre tus senos,
te acaricio la panza, la cadera, el pubis,
Su almohada –
Hasta que entiendes que estamos en un movimiento perpetuo
te sentas, tomas mi espalda con tu manos,
yo sigo sobre vos y vos muy adentro mío,
Ud. –
Me llevas en sensaciones nunca recorridas,
me arma y desarma,
Su almohada –
Nunca puteaste a alguien porque sentís que la amas…
Ud. –
Solo espero el sonido de tu cuerpo, descansando sobre mí...
Su almohada –
Yo solo que no te despiertes, por que no encontraras consuelo…

6.10.08

Atardecer de un domingo...


Fracturado.

Descartar, volver,
me amplifica en un campo sin márgenes
predeterminados, una sensación que me carga
en absoluto de un frío vertebral casi inexplicable,
una carta rota que explica simuladamente
un último devenir que pide justificaciones
a varias voces, varios míos desacertados
en los porqués que arrastro sin silencios, pero aun así
extremadamente vacíos de explicaciones,
no callarse en estos casos no implica
que una omisión sea una trampa,
es una lista interminable de omitidas medias faltas,
entonces recapitular me pone en lugares
realmente llenos de corrosión, raspones y mismos etc.
Donde mi poca capacidad de,
me limita a que no se sepa nunca todo en su real magnitud
muchas veces no tengo él epilogo de mis madrugadas
en las frágiles retinas de la memoria,
tal vez si los contextos, pero suelen perderse
gran cantidad de detalles mañana por la tarde
que es el mejor horario para despertarme...
para esa etapa ya aprendí que preguntar
no genera soluciones fehacientes,
ya que el resto cargaba con una dicotomía importante
respecto de su estado y aceptación de lo sucedido
puesto que así es como lucho en saber tantas veces
cosas que nadie sabe, otras tantas llevo en la boca
una secuencia que no debo contar, no debo abusar
de los hallazgos de la memoria,
aun así sea muy memorable todo,
soy un animal prácticamente nocturno
que no sabe desaprovechar su limitada condición,
en fin, es uno de los pocos juegos
que me quedan con vida, en esta parafernalia sin recreos
en la que estoy no sutilmente sumergido...

1.10.08

Me lo dijieron el siglo pasado...


Y aun es cierto,
el lujo es vulgaridad...
Imagen: El Tomy.