19.10.08

Cada cuanto...


Siete domingos.

Paso de a dos películas en mi cabeza,
aturdo el silencio lívido,
enrojezco mis ojos de no fijarlos,
la pregunta frecuente me frunce el seño,
y cada vez que se revuelve mi estomago
prefiero simplemente mirar hacia fuera,
y después de conseguir una respuesta en meses,
no logro conformarme, con un no.
Sigo fervientemente las fallas de mi memoria,
procuro siempre volver por las mismas veredas,
para no olvidarme de nada,
y siempre me pregunto de donde es que vuelvo,
pero no es cierto, nunca me fui de ningún lado.
Habrá nostalgia de eso,
o solo es un recurso para evitar respuestas,
un hábito imperturbablemente intimo
donde adormecer revelaciones innecesarias,
un sobrecito de respiros, para mezclar en la angustia.
Y solo por hoy prefiero reír a carcajadas
sin emitir un solo sonido, sin muecas, sin agitación,
hasta que me duela la panza y el cuello,
a ver que mueca sala hasta desconcertarme,
a preguntarme hasta cuando, no…

Nota:
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, loco, casi vivo… (J.C.B.)

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