19.2.09

Revolver sin ruido...


Renegado desde el pasado.
(Vuelvo al sur)

Siempre he buscado el sur como pasaje,
como puente hacia lo inexplicable,
y nombre alguna de sus calles invocándolo,
y sus hospitales, su frontera liquida y fétida;
pero la vida me comunico con su voz enronquecida
por el alcohol y las drogas, que había olvidado dos lugares;
Y ahí la literatura se convierte en algo real,
tangible, doloroso e inerte.
Todos mis juegos seudo-literarios se convierten de pronto,
en una realidad que solo se puede escribir sobre la piel.
Yo que busque hace tanto, como veinte años,
la sombra ígnea y plateada de mi viejo muerto,
después de haber perdido el ultimo combate con la razón.
Yo que camine en esa hora incierta y peligrosa,
que aveces transcurre entre las tres y las cuatro y treinta de la noche,
pisando las lajas celeste-rosadas e inmortales,
buscando un indicio de sus pisadas felinas y sigilosas,
luminicas por su vasta sonrisa, que ya su boca que han cosido,
no vuelve a deslumbrar.
Entonces redescubro el sur como un destino incorregible,
que golpea a través de...y entonces se agiganta el dolor,
y la lucha se convierte en guerra sucia.
Por que si alguna vez volví buscando el tema perdido,
o el acorde disonante,
jamas pense encontrarlos de esta manera compulsiva y feroz.
El sur que ame con desconsuelo y valor,
del cual siempre salí indemne,
le dio cabida a mis cachorros y los encerró entre sus fauces,
a los que nunca había temido, y el gato y el torito,
fueron turbiamente apresados en el...
El gato hizo honor a su nombre y salto las rejas hacia el otro infierno
el torito sigue luchando mansamente desde adentro,
con los ojos patinados en una tristeza que conozco bien,
por una dulzura rebelde que lo rinde, lo obliga a seguir escondido
entre vidrios blindados y ventanas preñadas de metal.
El sur me ha castigado duramente,
pero soy un noble producto del barrio ancestral, que aprendió
a combatir cruzando los puentes, aveces levadizos o golpeando
en vano las puertas de un boliche que jamas volverá a abrirse.
Nada puede ser tan casual,
que en el radio absurdo de diez manzanas,
estemos el tigre y los cachorros, ninguno verazmente suelto,
los tres atados por un cordon umbilical de adoquines,
que debemos destruir.
Algun día (same day, baby) incendiaremos con alcohol
esas calles que nos aprisionan,
Ramón Carrillo, ex Barracas, ex Vieytes y Combate de los pozos,
cuando intenta mancillar a la Av. Caseros,
y sobre el viaducto gorgoteante de la Av. Suarez, nada será móvil,
y el rápido constitución la plata se detendrá azorado,
ante el vacío que la mejor técnica guerrillera hará aparecer;
y la sombra áurea y sonriente del abuelo,
pueda sacar al torito de pelo larguisimo de su encierro.
Con la camisa refulgente y arremangada,
abrirá lenta pero inexorablemente las puertas de la prisión mental.
Para ello dibujaremos un mándala de barrio,
sobre los adoquines húmedos y brillantes,
para que nos libere a los tres;
entonces el polaco volverá a decir, redivivo, que “vuelve al sur”
y nosotros habremos encontrado la paz que nunca tuvimos;
el viejo puente volverá a horizontalizarse y ningún tranvía repleto
de obreros volverá a caer en el riachuelo,
y el gato y el torito se irán en una mil cc. hacia el infinito,
y su viejo sonriera como nunca pudo,
y barracas desaparecerá del catastro y solo será un recuerdo,
para los que pudimos amarla y conocerla;
solo un sentimiento que se lleva en el furioso aullido del corazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias... me levantare-.