2.11.08

Vulnerable juego...


Encuentro frontal con un poeta.

Como aceptar este sucio agujero en la conciencia,
permitiendo la hipnótica recurrencia de alguna frase,
y encontrándose deliberadamente desnudo frente a el.
Como aceptar cuerdamente que los espejos reflejan
oposiciones sistemáticamente correctas,
en el juego de las reflexiones y refracciones,
y que las imágenes aparentemente opuestas,
den un resultado simbiótico e inquietante.
Como pensar peligrosamente sugestionado que uno
es casi siempre el otro, esa otredad que en los sueños
casi pornográficamente libres, invitan a degustar
el otro camino posible, alternativo;
y entonces se alza la estatura del poeta,
blanco y lívido aveces, verde y vertical,
resumiendo y rezumando desde un rincón del alma,
la contracara de la vida.
Con olor a cuartetos de cuerda y algún blues a contramano,
y toda la armonía se conjuga en un tema compartido,
dividido audazmente por la diferencia de nombres y de razas,
mientras Einstein sonríe socarronamente, ja!
Y el dedo relampagueante del poeta acusa,
señala con misericordia las tragedias, los horrores,
los amores y las iras desatadas y compartidas;
y yo sigo inventando hijos verdes, y si es posible verde seco,
que es el color de los arquitectos de la nada!
Tus cielos sobre ciudades atrozmente desbastadas
y sorprendidas, tus muchachas únicas
para mis neuronas visuales, tus imaginadas vaginas
y algunos senos entre turgentes y maternales,
dan la contranota, la contra-alma de esta inquietante
y turbia complicidad.
Por eso, por todo eso, por nada y por algo menos que nada,
digo como en los versos lunfas y lejanos “semos hermanos, viejo”
y en esa velada declaración de amor,
el mundo que inventas y reinventas cada noche,
se alza, aveces levanta vuelo libre, y se declara indemne
de matanzas y sucios enjuagues.
Y renaces limpio de alguna terapia inoportuna y obstaculizante,
esas barreras que interrumpen procazmente
el devenir paralelo y rectilíneo, entonces uno se juega
hasta el aliento y el calor de algún febrero Buenos Aires;
y siente visceral y testicularmente que el oxigeno
no es mas que un gas inerte,
y que la vida fluye de tus profundos ojos arabe-judio
de personaje urbano del otro lado del puente,
y alguien sigue diciendo sur y aceite...ja!
y el riachuelo mágicamente se convierte un una línea ígnea y plateada,
donde nadan niños haciendo crowl y flota algún desaparecido,
junto al tranvía fantasma de la línea 105; y mil nueve treinta,
es un momento mas en la ciudad que vos y yo habitamos
en mil nueve noventa y uno, en el dos mil veintiuno,
y hasta el fin de los tiempos.
Por eso y por varias cosas mas te celebro
y me celebro carne de nuestra carne!

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