12.9.08

A Saber...


Lento animal nocturno.

Cacería entre el culpable y la culpa
de un ego mancillado en los mismos vidriosos ojos
por donde transcurre este relato,
el luto permitido y un egoísmo que desconozco
hasta que me pega fuerte en la sien,
y debo bajar la cabeza, no mirarme fijo por un rato,
aveces soy capaz de pegarme
cuando me dejo caer tan bajo,
pero la simple aceptación de la realidad
ciertas veces me da un asco interminable,
vergüenzas de esas que dan escalofríos,
contorciones si se quiere,
entonces no me queda mas que enfurecerme,
llenar el recuerdo de puñalitos dando latigazos
en los recovecos donde estaba el polvo de tu esencia,
de donde no va a sacarte ningún corte por severo que sea,
y de todos modos siento amarga la saliva cuando te pienso
ya libre al fin, libre de mis tormentos,
caminando un domingo al mediodía,
con una sonrisa y un hombre que no es
este hombrecito que soy,
y me duele la boca, el entrepiernas,
soy un herido, un auto herido
que se acaba de reconocer en esta condición,
y estoy rabiosamente dolorido,
se me caen las piernas para delante y giro turbulento,
no sé dejarme caer para que esto no se termine
antes que me lo merezca,
pero también descubro que no te podré llamar,
no quiero que me cuentes tus paseos matinales,
me moriría al teléfono, seria muy grotesco,
pero no aparecer me da una sensación
que no-tenia prevista esta vez,
como cuando todas las partidas las gana él más noble,
ahí es donde me quedo sin cartas, sin velos...
no tengo comparaciones con tu persona...

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